Homilía de Mons. José Ángel Saiz Meneses en la Coronación Canónica de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona y Alcaldesa Perpetua de Los Palacios y Villafranca. 12 de octubre de 2023. Lecturas: Hch 1, 12-14; Sal 26; Lc 11, 27-28.

Bajo el lema “El pueblo es tu corona”, la hermandad, devotos y todo el pueblo de Los Palacios y Villafranca ha vivido con intensidad el tiempo de preparación a la Coronación Canónica con muchos actos extraordinarios, en especial la misión evangelizadora, y cuidando también la misión de caridad y obra social que la acompaña. La devoción a Nuestra Señora de las Nieves se remonta a Roma, entre los años 352 y 366, en el pontificado del Papa Liberio. Su origen está en el icono romano de la Salus Populi Romani. Después de la solicitud y el proceso correspondiente, ha llegado el día feliz. Demos gracias a Dios y a María Santísima. Damos gracias por nuestras raíces cristianas, por nuestra historia, por todas las personas que nos han precedido en este camino, en la Parroquia y en la Hermandad; contemplamos el futuro con confianza, y vivimos el presente con pasión.

María es Reina principalmente por ser la Madre de Jesucristo, y también porque tiene un papel excepcional en la obra de nuestra salvación. Así lo enseña el Magisterio de la Iglesia. Esta tarde, con la celebración de la Eucaristía y la Coronación Canónica, realizamos un gesto de fervor y de amor, y reafirmamos nuestro compromiso de fidelidad con respecto a María, que en todas las circunstancias de la vida nos acompaña con su protección materna. La Virgen de las Nieves nos sostiene en la fe recibida de nuestros padres, y nos impulsa para ser protagonistas del presente y del futuro de la Iglesia y de la sociedad.

La palabra de Dios que hemos escuchado nos presenta a la primera comunidad cristiana reunida en oración, a la espera del Espíritu prometido por Jesús. Después de la Ascensión, María está presente en los primeros pasos de la obra comenzada por el Hijo. Ella recuerda a los discípulos el rostro de Jesús, es la memoria viva del Maestro. María será la Madre cercana y la maestra paciente que les explica las maravillas que Dios obró en ella, y que comparte el tesoro de tantos detalles y enseñanzas de Jesús, de tantos recuerdos. Desde el principio ejerce de Madre de la Iglesia ayudándoles a permanecer unánimes y a prepararse para recibir el Espíritu Santo.

En el Evangelio contemplamos la exclamación sincera de una mujer del pueblo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Jesús responde: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». A primera vista pudiera parecer que Jesús desaíra a su Madre, pero es justamente lo contrario. Toma distancia respecto a los lazos de la carne y de la sangre pero no los niega, sino que los trasciende. Presenta una nueva forma de parentesco más elevada y profunda que tiene su raíz en la Palabra de Dios. Lejos de menospreciar a su Madre lo que está haciendo es exaltar su fe e invitarnos a vivir con profundidad nuestra fe. A la vez Jesús recuerda la primacía absoluta del Padre celestial en su vida y ministerio.

Hoy, con la Coronación Canónica, hacemos el firme propósito de que Nuestra Señora de las Nieves reine en nuestros corazones, en nuestros hogares, en Los Palacios y Villafranca, nuestra villa. Le pedimos que nos enseñe a responder con generosidad a la llamada de Dios, también nosotros; le pedimos valentía para no ceder nunca ante la seducción del mal, para no pactar jamás con la mentira y la corrupción. Somos conscientes de nuestra pequeñez, de nuestras propias carencias y pecados, de que nuestra vida necesita conversión en muchos aspectos. Del mismo modo, como peregrinos de la vida y de la historia sentimos el peso de las dificultades del camino, pero seguimos adelante confiando en nuestra Madre, y acudimos a ella para reavivar nuestra fe, seguros de que hallaremos consuelo, alegría y esperanza.

Hoy le pedimos especialmente por la paz; que nos ayude a vivir como hermanos, en paz, a ser mensajeros de paz, constructores de paz, que nos enseñe a vivir como una familia que se reúne en torno a ella, que compartió las fatigas diarias de toda mujer, de toda madre de familia. Virgen de las Nieves, ayuda a los habitantes de Los Palacios y Villafranca, de toda la archidiócesis, de esta tierra tuya, para que vivamos firmes en la fe, seguros en la esperanza y constantes en el amor; ayuda a nuestro mundo, para que respete la dignidad humana y se edifique sobre cimientos de justicia y paz.

Ayúdanos a mostrar tu amor de Madre especialmente a los descartados de la vida, a los indefensos, a los marginados, a los más más necesitados. Ayúdanos a defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, a servir a los más pobres, los enfermos, los ancianos que están solos; a los niños y jóvenes desfavorecidos, a los que sufren en medio de situaciones familiares rotas; a los inmigrantes con problemas de integración; a las personas que no encuentran trabajo o que lo han perdido para siempre. Enséñanos, Madre, a ser solidarios con quienes pasan por dificultades, a construir una sociedad más justa y fraterna, a trabajar por la paz y el bien común.

Enséñanos a escuchar la palabra de Dios y a cumplirla, a guardar en el corazón las enseñanzas de tu Hijo. Danos la fuerza para no caer en el desánimo cuando el sufrimiento y la oscuridad se hagan presentes en la vida. Como un hijo fija los ojos en el rostro de su madre y supera la preocupación y el miedo, así nosotros, volviendo la mirada a ti, Madre, encontramos nuevo sosiego y a esperanza a pesar de los problemas del mundo y nuestros propios problemas. A ti, Madre, confiamos las preocupaciones, seguros de encontrar fortaleza para seguir adelante.

Queridos hijos y devotos de Nuestra Señora de las Nieves: hoy tiene lugar aquí el hito histórico de la Coronación Canónica. Una corona para la Madre del Hijo de Dios y madre nuestra, madre de todos los hombres; una corona del pueblo para la Madre, a la que amamos y veneramos, a la que pedimos su intercesión. Coronar una imagen de María significa aceptarla como Reina de cielos y tierra, y acogerla en nuestro corazón como Madre. Ella es Reina por su divina maternidad, su realeza proviene de Cristo, Rey del universo. Contemplad su imagen. Ella os espera, os escucha, os atiende; ella quiere oír vuestros piropos, quiere oír vuestras peticiones, vuestras dulces palabras de hijos, ¡decídselas con amor y confianza!

En este día de fiesta damos gracias al Señor por el don de nuestra Madre, y queremos seguir caminando de su mano y bajo su protección; damos gracias a María Santísima, que nos enseña a confiar en Dios y a seguir el camino que conduce a Jesús. Todos nos encomendamos a su protección: “¡Gloria a ti, soberana hermosura! ¡Gloria a ti, Blanca Madre de Dios! Que tu amor y tu eterna dulzura reinen por siempre en nuestro corazón”. Nuestra Señora de las Nieves, ruega por nosotros.