A los señores/as propietarios de floristerías o responsables de la decoración floral en las Bodas, y en general a todos los que preparan la Iglesia:
Habiendo observado en las celebraciones de las Bodas ciertas desviaciones o abusos en lo referente al adorno floral, quiero poner en conocimiento de aquellos que se dedican a este menester las siguientes consideraciones:
Las flores son un elemento indispensable para manifestar el gozo y la alegría. En la liturgia, celebramos el amor de Dios por nosotros. No deben de faltar las flores.
Las flores en el altar tienen una función de ornamentación (así como los cirios, el mantel, el incienso, etc.), es un modo de honrar a Cristo, pues, el altar es Cristo.
La Ordenación General del Misal Romano dice: el principio es que “en la ornamentación del altar se guardará moderación” (OGMR, 305). Hay templos en los que uno no sabe si se encuentra en una florería, un vivero, o una selva. En el afán de adornar, se convierte en principal aquello que es accesorio, y pierde visibilidad lo más importante, que es el altar, o incluso, se dificulta la movilidad del sacerdote en el desenvolvimiento del rito.
Las flores se utilizan en la Iglesia para adornar y resaltar aquellos elementos que representan a Cristo origen, fuente, y centro de toda celebración litúrgica.
La Iglesia no es un decorado que se adorna para la actuación de unos protagonistas: los novios.
Los elementos que se han de destacar con flores y que le darán un tono festivo a la celebración sacramental del matrimonio son: El altar, el ambón de la Palabra de Dios, el Sagrario, la imagen que preside, normalmente de la Virgen.
Se consideraría de mal gusto y una falta de delicadeza, una pobre o nula decoración de estos elementos a la vez que una profusa decoración en la puerta de la Iglesia o la calle
A los novios que celebrarán su boda en la parroquia o en alguna de las capillas, se les ha dado unas normas que habrán de observar en vistas al buen desarrollo de la celebración. En el capítulo de adorno floral se dice:
“Máximo cinco centros o ramos de dimensiones prudentes. Se prohíbe flores y cintas o cualquier otro adorno por las bancas”.
No siempre la Iglesia se puede abrir con tiempo suficiente para adornos de tan minuciosa y complicada elaboración, las bancas quedan dañadas, y se establece un agravio comparativo para aquellos novios que no pueden costear estos vanos adornos.
Por todo lo cual ruego que no oferten a los novios otro servicio para la Iglesia más allá de lo estipulado en las referidas normas.
Agradecido de antemano por su colaboración, reciba un cordial saludo.