El próximo 23 de junio, a las 20,30h., se celebrará en nuestra parroquia una Misa de acción de gracias por el 300 aniversario del nacimiento de Juan Ramos de Lora.

ramos-de-lora-1

PARTIDA DE BAUTISMO

santamarialospalacios.com/…/P.-Bautismo-con-marca-Juan-Ramos-de-Lora.png

Transcripción de la partida de Bautismo del Obispo Juan Ramos de Lora.

Parroquia Sta. Mª la Blanca de Los Palacios y Vfca. Lb. 13, fl. 125v.

En domingo 28 días del mes de Junio de 1722 años yo Fray Miguel Guerrero religioso de Ntra. Sra. de Consolación villa de Utrera de licencia del beneficiado presbítero Bartolomé Ruiz beneficiado y cura de la Iglesia parroquial de estas villas de Los Palacios y Villafranca, baptice a Juan Manuel Antonio hijo de Manuel Ramos y Bárbara Mª de Lora Nació a 23 del dicho mes fue su padrino Juan José todos vecinos de estas villas al cual advertí la cognación espiritual y obligación de enseñar la doctrina cristiana de que doy fe

Fray Miguel Guerrero

BIOGRAFÍA

Biografía Juan Ramos de Lora,.

Los Palacios y Villafranca (Sevilla), 23.VI.1722 – Mérida (Venezuela), 9.XI.1790. Religioso franciscano (OFM), misionero en América, primer obispo de Mérida (Venezuela), escritor.

Fue hijo de Manuel Ramos y de Bárbara María de Lora. Ingresó en el Convento mayor de San Antonio de Sevilla, de la provincia franciscana de Los Ángeles, el 19 de febrero de 1743. Como profesor de Teología pasó a la Nueva España, en 1749, destinado al Colegio Apostólico de Propaganda Fide de San Fernando (Méjico) pero pronto se incorporó a las misiones de Sierra Gorda donde trabajó durante dieciséis años, bastantes de ellos como superior. El 14 de julio de 1767 emprendió viaje a California en compañía del padre Junípero Serra, para ocupar el hueco dejado por la expulsión de los jesuitas. Fueron dieciséis voluntarios (F. Palou, 1944). Marcharon doscientas leguas hasta el puerto de San Blas, en el Pacífico. El barco La Concepción no pudo zarpar hasta el 14 de marzo siguiente. Llegados a la Baja California fueron recibidos por el virrey Gaspar de Portolá. Los misioneros se desparramaron y al padre Ramos le tocó la Misión del Pilar o de Todos los Santos. El visitador general José de Gálvez llegó el 6 de julio de 1768 y tuvo a Ramos como su hombre de confianza. Por el contrario, el nuevo visitador Felipe Berri, inhábil y tozudo, tuvo un encontronazo con los indios, que soliviantó a los franciscanos, que se toparon con un expediente sancionador.

Marchó Ramos a México (15 de enero de 1772) y el memorial que presentó a la Real Audiencia sorprendió al fiscal y relatores, que lo pasaron favorablemente al virrey, lo que produjo la reprensión de Felipe Berri. Hacia 1780 el antiguo visitador general José de Gálvez, consejero de Indias en Madrid, hace sonar el nombre de Ramos como apto para un obispado.

Y, además, para uno de nueva creación como era el de Mérida, en Venezuela.

Constituida la nueva diócesis de Mérida por Bula del 17 de febrero de 1778, fray Juan Ramos fue designado por el rey Carlos III el 31 de agosto de 1780 para cumplir las funciones de primer obispo de la nueva diócesis, cuya presentación fue aprobada por el papa Pío VI el 24 de septiembre de 1782. El territorio diocesano se constituyó con una parte de la diócesis de Caracas y otra parte de la metropolitana de Santa Fe (hoy, Colombia), primando así el criterio regio de adaptar límites diocesanos a los civiles, paliándose la anomalía de que un mismo territorio estuviese sujeto en lo secular a Bogotá y en lo espiritual a la capitanía general de Venezuela. La designación de fray Juan Ramos constituyó una sorpresa para todos y para él mismo. En realidad, no estaba incluido en la obligada terna; él, humilde, en su Colegio seráfico de San Fernando de Méjico, nada buscaba. Aceptó, y fue consagrado en Tacubaya (México) por el obispo Alonso Núñez de Haro y Peralta. Viaja con un cirujano, por su mal estado de salud. Sale de Veracruz y por el mal estado del mar arriban a La Habana, llegando a Maracaibo hacia el 15 de marzo de 1784; por cierto, en el inventario del bagaje embarcado constan “dos docenas de Artes de Nebrija” (O. Gómez Parente, 1974, pág. 34). Permanece en Maracaibo casi un año, hasta que el 26 de febrero de 1785 se instala en Mérida.

Por sus pastorales, decretos y oficios se nota que quiso rectificar abusos del clero, reglamentar los cultos; dispensa la sotana o el balandrán, por el calor, pero ordena que los pantalones sean de color “negro o morado”; prohíbe y condena el uso de armas por el clero, y les ordena la residencia habitual en su parroquia.

Evita abusos en procesiones y festejos de Semana Santa; proscribe los banquetes del jueves santo y tolera los refrescos, pero analcohólicos, a los porteadores de los pasos. Alza su voz contra quienes trabajan y hacen trabajar los domingos y días de precepto; prohíbe los bailes promiscuos ante las imágenes; excomulga a los maridos que abandonan a sus esposas o conviven con mancebas; fustiga la moda de los escotes escandalosos, propios de finales del siglo XVIII.

Pero todo ello, más o menos habitual en algún que otro prelado, queda empequeñecido por la obra por la que ha pasado a la historia. Un año y tres días después de su llegada a Mérida, lleva a cabo la creación del Seminario. Lo instala temporalmente en el deshabitado convento franciscano. Redacta las trece cláusulas de su primer reglamento. Dos meses después tenía cuarenta y dos estudiantes, según relata en carta al Rey, a quienes enseña “Latín por Nebrija” y la Teología Moral más adelantada de su época. Este espléndido comienzo le hace concebir la construcción de un edificio nuevo, y solicita al Rey autorización en carta del 21 de abril de 1787, solicitud que le es concedida por Real Cédula de 20 de marzo de 1788, dándole el nombre de Seminario de San Buenavenatura. Incansable, el obispo Lora pide que las clases de Teología, Derecho Canónico y de otras ciencias que en lo sucesivo se creasen, tuvieran el valor y derechos de las que hasta el presente hubiese fundadas y que valiese el tiempo de estudios en cualquier universidad. Y todas las peticiones le fueron concedidas por Real Cédula de Carlos IV, del 20 de marzo de 1789. El obispo donó toda su biblioteca, de seiscientos diecisiete volúmenes, a los que añadió otros muchos más comprados en España (y en el “Inventario” de 1791 ya había “488 libros empastados y 3.146 de pergamino, lo que hace un total de 3.634 obras” [O. Gómez Parente, ibidem, pág. 103]), bendijo la obra e inauguró el Seminario Tridentino de San Buenaventura el 1 de noviembre de 1790, germen de la futura Universidad de los Andes. Muere nueve días después y es enterrado bajo la capilla del edificio recién construido.

El 21 de septiembre de 1960 se instaló en el patio central de la Universidad de los Andes una gran estatua de su fundador, el obispo Ramos de Lora, obra del escultor español E. Pérez Comendador.

“Monseñor Lora —así termina la página virtual de la Universidad de los Andes, que traemos al final de la bibliografía—… cuya memoria perdurará en los anales de Mérida, muere el 9 de noviembre de 1790. Fue infatigable su apostolado y fecunda la cosecha recogida”.